Salvaje Ilha Grande

Por donde nos quedamos? Ilha Grande fue en su tiempo refugio de Piratas, y más tarde había una cárcel, lo cual hizo conservar el lugar. Ahora se convierte en una virgen isla llena con más de 100 playas y calas de colores turquesa y azules, con diferentes texturas de verdes en sus montañas plagadas de selva. El pueblo se llama Abrãao, y allí decidimos quedarnos de hospedaje. Es una hermosa bahía, sin coches, y sin calles asfaltadas, hace del sitio un lugar de ensueño. Rodeados de selva salvaje. Para ir a las playas tienes dos opciones, o camitas lindísimas por mitad de la selva, pero empinadísimas, o coger un barquito que te lleve a ver varias playas, ya que a muchas de ellas si no es por este medio no hay forma de llegar.

Frondosa la vegetación
de esta Ihla Grande,
paraíso vacacional
inundado de bañistas
al oeste por donde entran los turistas,
más tranquila en sus otros puntos,
lanchas, barcos de vela,
zodiacs, cayucos,
te brindan la oportunidad
del disfrute
de praias de postal
donde el tiempo se confundecon la eternidad.

Nada más aterrizar hicimos nuestra estrategia de búsqueda de Hostel (uno se queda con las mochilas y el otro sale a buscar como loco algún sitio barato en el que quedarnos). La temporada alta en Brasil hace que esta búsqueda sea de locos. Todo está lleno, y lo que hay se nos sube de nuestro presupuesto. Conseguimos un lugar, pero no era el que buscábamos, es por ello que al día siguiente nos cambiamos para el que se convirtió en nuestro hogar en Ilha Grande “Che Lagarto”. Un Hostel con muy buena onda, como dicen por acá nuestros compañeros de viajes, los argentinos. Y lo que es mejor, las vistas de la bahía eran de ensueño (la foto está tomada desde nuestra habitación). Además se trata de un Hostel-Bar, por lo que por las noches solían haber conciertitos en directo de Reggae, incluso estuvieron tocando con un Sitar, que por supuesto nos recordó alguna de nuestras aventuras por la India. También disfrutamos de buenos bailes de cariocas. Curioso, ya que pensamos que las cariocas eran brasileñas, pero por aquí mucha gente no las conoce. Os mostramos la vista desde el Hostel y alguna foto de esas fiestas.

Para entrar en contacto con el entorno decidimos que el primer día íbamos a una buena caminata de unas dos horas para ver tres playas, las más bonita Praia Mendez. Nos introducimos en parajes selváticos, con caminos en los que las escaleras son ofrecidas por las raíces de los arboles. Y los sonidos de los animales salvajes te recuerdan donde estas. También lo recuerdan el calor y la sudada que tuvimos en el trayecto. Tampoco vayan a pensar que se trataba de una valle, si no de montañas, y subidas y bajadas….y barro, dianas y todo tipo de animales, pero lindísimo. Ponernos en forma para lo que nos espera en el viaje también era una buena motivación. En el camino pudimos ver monos, que se parecían muchísimo a coalas, o incluso serpientes. Y las playas son una maravilla, rodeados de selva, algunas vírgenes completamente y otras en las que había pequeños campings en los que quedarse a dormir. Un verdadero paraíso. La dieta para estos días eran de una par de piezas de maracuya, que resultaron no estar maduras (aprendimos la lección de cómo elegir las maracuyas), plátanos y peras. Y la motivación final de la camita era poder volver por tan solo 10R (lo que serían 3,5€) en barquito.

La fiesta de esa noche no hizo estrago en nosotros, ya que nos levantamos con ganas de otra buena caminata en este caso la Praia “Dois Rios”, que era donde se entraba la antigua cárcel. Cuando preguntamos a los lugareños el camino nos indicaron por un lado que nosotros seguimos, y resultaba ser un camino angosto y empinadísimo con barro por todos lados…y eso que nos habían dicho que esta caminata era fácil…nos extrañaba no ver a nadie en el camino…y es que fuimos por un atajo, pero vaya con el atajo. En esta caminata nos hicimos amigas de un grupo de Argentinas y de Brasileiras que llenaron de risas las horas de calor. La playa resulto ser lindísima, pero a la vuelta nos sorprendió la tormenta, y llegamos al pueblo empapados, y muertos. Afortunadamente esa mochila que compramos en Decathlon es impermeable.

Desde ese momento no paro de llover, y la vida en la isla no es la misma con la lluvia. Daba tiempo para descasar y para pasear, pero la verdad es que tras aguantar dos días de lluvia decidimos movernos para ver si encontrábamos otro lugar con sol. Decidimos que el próximo destino sería Parati y alguna de las playas de alrededores. Pero de nuevo eso será otra historia…Gracias por acompañarnos en el viaje.

Cris y Juanlu

Massaleros - Vuelta al Mundo