martes, 21 de abril de 2009

Vida Indígena en Sanandita

Las emociones sentidas y los momentos vividos estos días han sido hermosos, intensos y duros, al mismo tiempo. Llegamos a casa de Jerónimo en Cochabamba, y nos hicieron un recibimiento (Jerónimo, francés que trabaja en la fundación DELPIA, Alex, fantástica francesa que está de prácticas en el museo arqueológico, Xavier, Belga voluntario de la fundación, Elisabeth e Ivonne, ambas bolivianas) con cenita, Cacho (juego de dados famoso del lugar, en el que ganamos por una jugada llamada dormida) y singani casero, que no podíamos ni imaginarnos tanto. Paseos por una Cochabamba que nos fascinaron, y una compañía impresionante. A la noche siguiente fuimos nosotros los que quisimos sorprenderles a ellos con una paella, medio apaña a la boliviana, con marisquito y todo, y una tortilla de patatas, alucinaron!!!! Todo esto no fue más que el principio de la experiencia tan alucinante que íbamos a vivir.


El mercado de la Cancha. Cochabamba.

En eterna primavera
vive la Cochabamba,
desde que cae la noche
al rocío del alba.

Como por vez primera
la luz que llega del alma
recibe la magia que nace
de un pueblo coquero en alza.

Un caos ordenado impera
en la concurrida Cancha,
miles de puestos reparten
productos a precio de ganga.

Flores, zapatos, polleras,
ofrendas a la Pachamama,
pelos, cepillos, telares,
compras lo que te venga en gana.

Todos los hijos de la tierra,
en pública subasta,
con cientos de oficios comparten
un hueco de la apasionante Cancha.


Nos dirigíamos hacia el este, bajando de los andes de nuevo a adentraros en la selva del trópico Boliviano. Íbamos a Sanandita, una comunidad indígena que se convertiría en nuestro hogar durante 4 intensos días. Para llegar después de un autobús de 7 horas, un taxi por un camino pedregoso, pasando por colonias de colonos (comunidades que campesinos) hasta llegar a un punto en el que tras una caminata de media hora llegábamos a la vera de un río. Los mosquitos ya se habían hecho notar en el camino dejando huella en nuestras pieles, pero eso no era nada.



La canoa a remo nos esperaba en donde Juanito, el técnico de la fundación que también vivía en la comunidad, nos dirigía vilmente por el río, amazónico total, con selva a ambos lados y en medio de un verdadero parque natural. La humedad era muy notable, y el sonido de la selva se empezaba a hacer notar. Ya llegamos a lo que podríamos llamar puerto, de nuevo una pequeña caminata y empiezas a divisar las cabañas hechas de madera, sin apenas paredes y esos fuegos que nunca dejaban de humear. Nosotros dormíamos en una tienda de campaña bajo una de las cabañas en la que dormirían nuestros compañeros de aventura ,Lisa, una chica Alemana, Mike y Chess, una pareja australiana.


Nos asignaron una familia, y durante esos 4 días de nuestra estancia en el lugar, seríamos parte de ella (salvo a la hora de dormir que nosotros lo hacemos en la tienda). Ya entrada la noche, nos llevó Juanito, por un camino con mosquitos por todos lados y en medio de cientos de ruidos que desconocíamos, a conocer a nuestra familia. El primer encuentro ,fue bajo la luz de dos tenues velas, ya que no hay luz eléctrica. La joven familia la componen, Nimber de 27 años, Fidela de 19 años y Omar de 1 año. Fue algo raro ya que apenas nos podíamos ver las caras y su timidez era muy evidente. Intercambiamos algunos comentarios y nos sirvieron la cena, una sopa a base de plátano y pescado bien rica. Tras una sobremesa, por llamarlo de alguna manera, nos fuimos a dormir con nuestra linternita y los ruidos entre las plantas. Nosotros no parábamos de mirarnos y decirnos ¿Dónde estamos? Que sensaciones tan alucinantes.


A la mañana siguiente pudimos observar, que las cabañas estaban construidas a la vera de un lago, en el que la gente pescaba, entre otras cosas, las sabrosas pirañas. En la comunidad no vivían más de 20 familias. Un sabroso desayuno a base de yuca nos dio las fuerzas para el paseo de 3 horas por la selva que nos esperaba. Machete en mano, fuimos por lugares que desde luego hacía mucho que no había pasado gente. Entre troncos y jungla fuimos conscientes de donde estábamos a cada minuto. Era realmente increíble.


En la comunidad no se produce nada, todo es para consumo propio, salvo las pequeñas plantaciones de coca. De ahí el proyecto de la fundación, con el objetivo de darles alternativas de producción (abejas y turistas) que les permitan tener algo de ingresos para ropa, aceite o algunos enseres. Y es que aquí son realmente autosuficientes.



Al formar parte de la familia, también tenías que contribuir igualmente en ella, para poder tener comida a lo largo del día. Ir a pescar a la laguna en la canoa (sacamos alguna piraña), recolectar Yuca para Chica (una famosa bebida fermentada, y por tanto con algo de alcohol, que se bebía en el lugar), cortar leña, recolectar naranjas o caña de azúcar, hacer el fuego, cocinar y todo lo que se os pueda ocurrir.


Para bañarnos, íbamos al río, en donde la comunidad se concentraba pasado el medio día para refrescarse, ya que, al no estar en temporada de lluvias, el calor era asfixiante. Allí había mujeres lavando la ropa, lavándose o niños jugando en medio de las pequeñas playas que se formaban.


Al final de la tarde todos se concentran junto a la escuela, en el pequeño campo de futbol. Ir en canoa a recoger alguna pelota que se escapa, suponía un pequeño descanso dentro del partido. La noche llegaba y con ella los mosquitos y los sonidos de la selva de nuevo. Hubo una noche, en la que nos llevó Nimber con un amigo, Rubén, el primero con una escopeta y el segundo con su arco y su flecha, a ver caimanes a la laguna. Fue un momento que se quedó grabado en nuestras mentes. El cielo estrellado se reflejaba en el cristal que era el agua. En la oscuridad de un firmamento sin luna, y con la linterna alumbrando, buscábamos pescados y el destello rojo del ojo caimán. Vimos al menos 3, y fue una experiencia realmente intensa. En una pequeña canoa, con 4 personas, dentro en un medio para nosotros tan extraño pero que para ellos es como el gran Hermano.

La selva Yuracaré

Perdido en la selva,
bien a dentro de la selva,
el pueblo indígena Yuracaré
en tierra virgen se ve
de la industria cocacolera.

Y viven en la selva,
la densa y jactosa selva,
la de la ingenua desnudez,
la que aún conserva la fe
de seguir siendo ella.

Tímida y peligrosa selva,
te conocen como si fueran selva,
no te mueres de sed,
las lluvias te dejan crecer
como crece la belleza.

Son tus hijos, selva,
los que te siguen llamando selva,
quienes consumen casi sólo para comer,
comparten su vida por tener
unos bolivianos para lo que no tengan.

Tu les das de comer, selva,
ellos respetan tu sentir de selva,
la notan dentro de su ser
como el niño que siente en sus pies
el vibrar de la primavera.

Selva indígena,
selva Yuracaré,
simplemente, selva.

Todas estas vivencias se unen a las sensaciones percibidas de una comunidad contenta de recibir gente nueva. Curiosos, muy curiosos y también cachondos. Algunos de ellos analfabetos. Llegaron a preguntarnos si España estaba más cerca de Bolivia que Argentina. No había apenas gente que hablara el Yuracaré, la lengua nativa, ya que tiempo atrás fue prohibida por el gobierno, y ahora casi nadie la habla, aunque muchos la comprenden. El profesor de la escuela dormía en la misma clase, con colchones sobre el suelo. Las canoas eran comunitarias, así como algunos de los cultivos. Pero tan solo cogían lo necesario y cuando lo necesitaban. No existe el comercio en este lugar. Nadie vende nada. Comparten los productos de la tierra. Tan solo van a comprar a la ciudad ropas o lo que necesiten, que es más bien poco.


Cuando una familia hace chicha, el resto de la comunidad la visita y es invitada a beber del ansiado liquido. No disponen de agua corriente, por supuesto. El agua es cogida del lago y cocina da en multitud de variedades ,para que nunca falte algo de beber.

Son realmente diferentes a nosotros. Tan diferentes. La mujer y el hombre contribuyen por igual, pero de diferente manera, al equilibrio de esta delicada comunidad. Se encuentran a algo más de una hora del pueblo más cercano, si disponen de gasolina para le único y comunitario motor de canoa (si no, llega a las 3 horas de camino rio arriba).


La verdad es que siendo una experiencia tan intensa, con 4 días fueron suficientes. Deseábamos salir de las nubes de mosquitos (tenemos más de 200 picaduras) y poder tomar algún alimento que nos sustente más (solo comíamos sopas de pescado, yuca y plátano). Pero Sanandita, quedará siempre en nuestros corazones. Es difícil concebir que aún se viva de esta forma, y la vez, es digno pensar en vivir de una forma en la que realmente sólo busques satisfacer lo justo y necesario, viviendo tranquilo y acorde a la gran madre tierra.

Aún no salimos de nuestro asombro por todo lo vivido, cuando nos tenemos que dirigir a la Paz de nuevo a las alturas, ya que nos llegan los massaleros (Jandro y Jaime). Estamos emocionados por lo vivido y excitados por recibirlos como se merecen, abrazarlos y poder compartir con ellos alguna de las experiencias que estamos viviendo. Pero chicos eso es de nuevo parte de una nueva historia.

Muchos besos para todos.

Cris y Juanlu
Massaleros Vuelta al Mundo

8 comentarios:

  1. Queridos massaleros:
    Que bien que Sanandita no os haya defraudado, y seguro que habéis encontrado mucho más de lo que esperábais.Viviendo (aunque sólo 4 días)con esa familiaen plena selva, minimizados con todo, si pareceís dos nativos de verdad, hablando de pirañas y caimanes, como algo natural maldi...sea, eso es muy fuerte.
    Las picaduras no debían picar mucho, ya que se os ve espléndidos, con una sonrisa de "orella a orella" si pretendíais dar pena,para nada,lo que trasmitís, una envidia sana? más bien cochina envidia (que lo tengais claro)jajajaja.
    ¡¡¡Cuanto se ve en las fotos!!!que buena eres Cris, por ejem? ( la ternura de Juan con Omar) que no se te escapa nada.guaaaay, preciosooooo.
    "Del mismo modo que no tenemos derecho a consumir riquezas sin producirla, tampoco lo tenemos a consumir felicidad sin producirla."
    Gracias por ser como sois, GRANDES
    Un abrazo enorme para compartir

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  2. Sin palabras!Así me he quedado tras leer esta aventura y es que parece increible que en pleno Siglo XXI existan aun estas comunidades. Que grande la lección de humildad que nos dan y cuanto gente debería tomarles como ejemplo.
    No os extrañe que algún día contacten con vosotros los del National Geographic porque está aventura es digna de un gran documental.
    Sin duda las fotos de esta vivencia en Sanandita son las mejores, esa selva en estado natural es lo más.
    Que difícil es superarse a uno mismo y sorprender pero vosotros lo hacéis en cada actualización.
    Que disfruteis con la nueva y buena compañía massalera.
    Millones de besinos para los cuatro.

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  3. Esta historia me ha dejado en Babia, había leido, visto en T.V., pero nunca pensé que mi hija pudiera vivirlo "in situ" y contarlo a la vez, para que también nosotros tuviéramos esa sensación cercana.
    Me parece preciosa la experiencia, pero sobretodo lo que más, es como siempre, lo que nos estáis enseñando y compartiendo. Algunas veces me da la impresión que estoy siguiendo una serie y espero con emoción el capítulo siguiente.
    Bueno Massaleros, espero que los que se os han unido estén igual de felices que vosotros, pues la felicidad se os ve y se os nota a raudales.
    Cuidaros mucho y seguid amándoos.

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  4. Queridos Massaleros aunque no os escribamos siempre no quiere decir que no os leamos, porque nos resultaría imposible "ye que esto engancha muy mucho". La experiencia de esta vez se sale, vivir de esa manera como se vivía tiempo atras sin luz,ni agua corriente compartiendo lo que se tiene, eso es totalmente enriquecedor.
    Tenemos ganas de otra nueva experiencia acompañados esta vez por esos otros massaleros que ya conocemos y que les podais transmitir la felicidad con la que se os ve.
    Muchos besos y sobretodo cuidaros

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  5. fotografías,comentarios,paisajes vivencias...etc.etc,super geniales, sois los más grandes.
    No vos escribo mucho,pero se de vosotros cada día.
    Ser felices y vivir,vivir,vivir a tope...
    un abrazo para los cuatro.

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  6. queridos amigos!!!!

    Ya por fin tenemos la banda sonora que tan felices nos hizo nuestro querido guia en Bolivia.

    El gran fucker, del grupo kalengi xtrem sport, se ha dedicado a buscar en la güeb y hacernos participes de esa gran copla. Gracias Kalengi!!

    Por lo demás se ve que no habéis bajado el listón en cuanto a aventuras se refiere. Como sabréis, me encantaría estar allí con vosotros pero os estoy preparando una sorpresita que creo que os gustará y será pronto, prontiiiito.

    Por lo demás solo deciros lo que os quiero y os echo de menos y que me encantaría ser participe de todas vuestras avernturas pero creo que... y hasta aquí podemos leer.

    un besito a los dos y que os QUIEROOOO!!!!!.

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  7. chicos esta vez deciros que os habeis superado, tanto por el relato (que hasta me estoy arrascando con las picaduras de los moskitos jajaj) como por la experiencia (tengo los pelos de punta). incleibles y muy grandes.
    mil besitos desde mi imperio de olores jjajaja.

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  8. Que grande todo lo que estais viviendo y contando!! Me parece estar viendo un documental, pero de un formás real, no es como verlo por la tele contado por no se quien, es que vosotros estais ahi y es más palpable. No se si me explico bien. Me encanta cada vez que puedo darme una vuelta por el mundo con vosotros, aunque sea desde mi habitación.
    Además me encanta ver que las 3 Jotas se buscan y se encuentran siempre, hasta en los sitios más recónditos, una amistad y complicidad envidiable. Es un placer veros tan felices y tan unidos, y es un placer quereros tanto. Un beso muy grande para los cuatro y, con tu permiso Cris, un abrazo muy fuerte para mis 3 Jotas. "V"

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